El coche eléctrico es la alternativa ecológica a los vehículos actuales de motor térmico convencional. El coche eléctrico es una realidad que crece de forma imparable. Uno de los motivos principales, además de ser mejor para el medioambiente, está en el menor gasto frente a los coches con motor de combustión. 

Pero, ¿cuánto se gasta y ahorra realmente? ¿Existen formas de optimizar este consumo? Son preguntas que muchos defensores de la movilidad eléctrica, o aquellos que están pensando en comprarse un coche eléctrico, se hacen. Sigue leyendo, porque a continuación intentamos explicarlo. 

¿Cuánto consume en realidad un coche eléctrico?  

La clave del ahorro está, sin duda, en el consumo. Se trata de un factor primordial a tener en cuenta. Sin necesidad de entrar en grandes cálculos, sí podemos afirmar que los motores eléctricos son mucho más eficientes energéticamente que los motores a combustión.  

Pongamos un ejemplo: a la hora de recorrer 100 kilómetros, un coche diésel consumirá unos 4 litros, mientras que un coche de gasolina gastará algo más. Teniendo en cuenta el precio estimado actual del litro de gasolina y del gasóleo (la opción más barata), cada coche habría gastado, más o menos, unos 5 euros de gasolina y unos 4 euros de diésel (estableceríamos una media de 4,5 euros). 

Por el contrario, un vehículo eléctrico para el mismo trayecto de 100 kilómetros consumirá unos 13 kW/h de su batería. Estimando un precio de energía doméstica diurna en unos 0,158 euros por kw, hacer 100 kilómetros costaría unos 2,054 euros (impuestos no incluidos). Por lo que se puede afirmar que un coche eléctrico supone menos de la mitad del gasto de un coche tradicional de combustible.  

Además, cabe destacar que este no es el precio más barato al que podríamos llegar a recargar nuestro coche eléctrico. Si lo hacemos en horas “valle”, por la noche sin ir más lejos, el precio por hora puede descender mucho.  

Consumo urbano vs. Grandes desplazamientos  

Contratar con tu empresa de suministro eléctrico la tarifa más conveniente, que te permita recargar tu vehículo en tramos de coste reducido, es la forma óptima de maximizar el ahorro mensual. Pues bien, esto computaría para aquellos que recarguen en su propio domicilio, pero, ¿qué pasaría, entonces, si nos desplazamos lejos del punto de recarga del hogar?  

En este caso debemos recurrir a las electrolineras o puntos de carga. Sus precios, aunque varían entre puntos de recarga, son bastante más elevados (entre 0,30 y 0,50 kW/h impuestos incluidos); lo que se traduce en que una recarga equivalente a 39 kW/h, 300 kilómetros de viaje, nos costaría entre 11,50 y 20 euros, frente a los 13,50 – 15 euros de media de un vehículo diésel o gasolina.  

No obstante, aunque el coste es bastante similar al del vehículo de combustión (algo más barato o algo más caro, dependiendo del punto de repostaje usado) la tendencia es positiva. Cada día hay más electrolineras y, además, más económicas, por lo que a medio/largo plazo el coche eléctrico se impondrá también en los desplazamientos largos con respecto al coste del consumo.  

En resumen, el coche eléctrico a priori puede ser más caro que un coche de combustión por su inversión superior debido al coste de sus baterías. Pero el importante ahorro en consumo, especialmente en ciudad y entorno urbano, lo convierte en una muy rentable inversión, con todos los beneficios de adaptar la tarifa eléctrica a sus tiempos de recarga. 

Sin olvidar que, poco a poco, también empieza a ser la opción más rentable incluso en desplazamientos lejos de nuestro hogar. Aunque, por el momento, la planificación previa de la ruta y la elección de los puntos de recarga con mejores tarifas siga siendo fundamental para garantizar los mejores precios.